La noticia terminó confirmándose recién a la tarde. El malestar fue creciendo con el correr de las horas. Uno de los detenidos por el crimen del policía José María Concha, ocurrido en Los Pocitos, estuvo acusado de haber acabado con la vida de otro uniformado en 2014, según confirmaron fuentes cercanas a la investigación. Al cierre de esta edición no se pudo establecer cuál era su situación procesal, pero un familiar del cabo Roberto Sebastián Lazarte mostró su enojo en las redes sociales por esta situación que fue viralizada durante todo el día.
"No hay que tenerles lástima, porque no tienen problema en arrebararle la vida a nadie"
“El muchacho se portó como un Policía de verdad. Se podría haber hecho el gil, pero según dicen en la cuadra, él se identificó como uniformado y los enfrentó. Hubo un tiroteo y, como ocurre siempre en la vida, el bueno termina perdiendo. Aquí no es como las películas”, dijo Jacinto Rodríguez ,uno de los vecinos que maldecían a la inseguridad que se llevó la vida del cabo Concha, que fue asesinado por dos jóvenes que intentaron robarle la moto. Los sospechosos fueron aprehendidos en el Centro de Salud, lugar donde habían concurrido para ser atendidos por los balazos que recibieron.
Cinco policías tucumanos fueron asesinados por motochorros en lo que va del año
El uniformado, que prestaba servicios en el Departamento Personal de la Policía, se trasladó en su moto desde su casa hasta una despensa de avenida del Líbano al 2.700, de Los Pocitos. Mientras esperaba ser atendido, fue abordado por dos jóvenes que se movilizaban en una Honda Twister. Lo apuntaron y le exigieron que les entregara el rodado. Concha, en un veloz movimiento, sacó la llave de la moto, se identificó como policía y sacó su arma. Los asaltantes abrieron fuego y él respondió. Habrían sido al menos seis los disparos que se efectuaron.
El conmovedor mensaje del policía asesinado por motochorros
“Todo fue en un segundo. El policía hirió a los dos ladrones porque apenas pudieron subirse a la moto para escaparse. Él recibió un disparo en el pecho y otro en el brazo. Los vecinos lo rodearon para ayudarlo y llamaron a la comisaría. Fue todo muy rápido. No podíamos creer cómo habían actuado esos delincuentes”, explicó María del Carmen de Heredia.
Un colega de Concha, que vive en la zona, llegó y pidió refuerzos. A los minutos apareció un motorista de Las Talitas y por detrás de él, el móvil de la comisaría. Como la ambulancia se demoraba en llegar, el herido fue trasladado en el patrullero hacia el hospital Avellaneda, adonde llegó sin vida. “Es increíble que la ambulancia se haya demorado tanto. Llamamos en el acto y no llegó. Los compañeros del muchacho estaban desesperados. Lo asistieron y decidieron llevárselo. Estaban muy quebrados al ver al muchacho así de mal”, agregó Heredia..
Alertas
Por orden del fiscal Claudio Bonari, personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Hugo Cabezas y Daniel Cuellar, intervinieron en el caso. Al encontrar seis vainas en distintas direcciones, comprobaron la versión del tiroteo. Con los dichos de varios testigos, establecieron que los dos asaltantes habían sido heridos por el uniformado. Entonces enviaron un alerta a todos los hospitales del Gran San Miguel de Tucumán por si algún baleado se presentaba.
En menos de una hora recibieron tres reportes diferentes. El primero fue de un hombre que se presentó en el CAPS de San José, que fue descartado por la distancia. El segundo, el de un hombre que había fallecido de un disparo en la cabeza, que tampoco fue tenido en cuenta por el tipo de lesión. Por último, les informaron el ingreso de dos jóvenes con heridas de bala y que, en un primer momento, no contaron versiones convincentes sobre cómo habían sido baleados.
Los investigadores de Homicidios llegaron al lugar y Patricio Alexis Alarcón (19 años) y Franco Emanuel Álvarez (24) habrían dicho que fueron heridos en diferentes asaltos. Pero no se habrían mostrado firmes a la hora de decir el lugar exacto donde fueron atacados y tampoco explicar por qué fueron trasladados hasta el hospital por sus familiares si habían sido heridos lejos de sus casas. Como dudaron de la versión, consultaron al fiscal Bonari, quien ordenó la aprehensión de ambos.
A los minutos de haber recibido esa orden, se recabaron dos datos que incrementaron las sospechas. La hermana de Vázquez habría arrojado ropa con manchas de sangre en un basurero de avenida Avellaneda y Marcos Paz, por lo que se preservó la zona hasta que las prendas fueron secuestradas por los peritos de la fuerza. Una persona se presentó ante el personal de Homicidios para decirle que la tía del otro herido, entre lágrimas, le había confesado que su sobrino había sido herido por haber asaltado a un policía. El testigo denunció el caso y dijo estar dispuesta a ratificarlo en la Justicia.
Según fuentes judiciales, los jóvenes no sólo tienen antecedentes, sino que son hijos de hombres considerados como “pesados” por la fuerza. El padre de Alarcón, conocido como “Patita” por ejemplo, está detenido en el penal de Villa Urquiza, acusado de integrar la megabanda que habría cometido varios asaltos en la zona de El Corte. En tanto, el otro es hijo de “Sucio”, que fue condenado en varias oportunidades por la Justicia.